La Candelaria o Fiesta de la Luz, Origen.


Se celebra 40 días después del nacimiento de Jesús. Su origen se basa en dos eventos bíblicos: la Purificación de la Virgen María y la Presentación de Jesús en el templo. Según la tradición judía, las madres debían esperar 40 días después del parto para presentar a sus hijos en el templo, realizando una ofrenda. La Sagrada Familia ofreció dos pichones y velas de cera.

El día de la presentación, Simeón se encontraba en el templo. El Espíritu Santo se le apareció en sueños y le dijo que antes de morir vería a Cristo. Cuando José y María entraron en el templo con Jesús, Simeón vio al bebé, lo reconoció y lo cogió en brazos y profetizó: “Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: ya puedes dejar que tu siervo muera en paz”.

La celebración, inicialmente llamada “Fiesta del Encuentro”, comenzó en Oriente y se extendió a Occidente en el siglo V, con procesiones de velas en Jerusalén.

Imagen: Presentación de Jesús en el Templo. 1304-06 Giotto. Cappella Scrovegni, Padua.

La Candelaria o Fiesta de la Luz, expansión.


La festividad, se difundió a Constantinopla y Roma en los siglos VI y VII, adoptando rasgos marianos en Occidente y consolidándose como la Fiesta de la Purificación de la Virgen.

En la Edad Media, se popularizó en Europa, combinándose con antiguas tradiciones paganas. En torno a 1401 aparece una imagen de la virgen en Tenerife bajo la advocación de Candelaria. En poco tiempo su devoción adquiere gran notoriedad y desde allí se traslada a la península.

Con la colonización española, la festividad se expandió a Latinoamérica, donde adquirió características propias al mezclarse con tradiciones indígenas.

En África, llegó con los misioneros europeos, manteniéndose en países con fuerte influencia católica, como Cabo Verde y Guinea Ecuatorial. 

En Asia, su presencia es notable en Filipinas, donde la Virgen de la Candelaria es venerada en varias localidades.

Imagen: Virgen de la Candelaria, Tenerife. Patrona de Canarias.

La Candelaria o Fiesta de la Luz, tradición.


Simeón declaró que Jesús sería una “luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”, de modo que la Iglesia desarrolló la costumbre de encender y bendecir velas, candelas, en este día.

Históricamente, el sacerdote bendecía todas las velas empleadas durante la misa para todo el año. 

En muchas regiones, es costumbre quitar el portal de Belén en este día, pues señala el final del ciclo navideño y se mira con esperanza a la luz que quebrará las tinieblas en la vigilia pascual.

Una entrañable tradición tiene lugar cada año junto a la Virgen del Rocío durante la celebración de la Candelaria, en la que según datos de la Hermandad Matriz,  en 2024 más de 8500 niños y niñas fueron presentados y pasaron bajo el manto de la Virgen.

Imagen: Vigilia de La Candelaria en el Santuario del Rocio. Hermandad Matriz.

 

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